La composición cinematográfica también es un arte

El concepto de la transcripción de una composición musical se relaciona con el hecho de crear una obra musical, en la que se combinan las partes o elementos de la música. En el caso de la composición cinematográfica ésta trae a colación la disposición que se le da en el espacio de los distintos elementos que conforman la imagen. 

Con respecto a los criterios de composición, todo buen cineasta se ocupa de favorecer el hecho que el espectador llegue a “ver” lo mismo que ha llegado a ver él y con la misma intención, y para lograrlo se vale del equilibrio y el desequilibrio, de los centros de atención, la disposición de los elementos, entre otros. Pero además es sumamente  importante que persiga una determinada estética que se oriente a la obtención de imágenes que sean armónicas, atractivas y originales.

En el realismo de una imagen, la percepción de la profundidad es un factor fundamental. Son numerosos los rasgos que contribuyen al momento de acentuar esa tercera dimensión, aunque los más destacados desde los criterios de la composición suelen ser los que contribuyen a acentuar las líneas de fuga y los trayectos del fondo al primer término, y viceversa, o las trayectorias que cortan de forma diagonal al eje de tiro de la cámara. 

En tal sentido, podríamos señalar que, la composición cinematográfica tiende a engañarnos al sugerir que los personajes tienen volumen, que los objetos tienen texturas, y que los interiores y los paisajes tienen fondo. Pará lograrlo, existen algunos aspectos que se consideran relevantes como:

El enfoque diferencial:  se obtiene al utilizar el diafragma abierto ante un objetivo de escasa profundidad de campo dejando el fondo desenfocado, se consigue acentuar el efecto de profundidad del plano. También si se varía durante la toma el plano enfocado.

La regla de los dos tercios: está es una antigua teoría relacionada con la composición en la que se parte de la división mental, imaginaria, de nuestro encuadre en tercios horizontales y verticales, para a continuación situar, distribuir, los elementos de la imagen repartidos por las líneas (horizontales y verticales), ubicando con preferencia el centro de interés en cualquiera de los cuatro puntos resultantes del corte de las líneas. 

Tono y profundidad: La disposición en el encuadre de esta escala tonal de las imágenes de una escena resulta un elemento de suma importancia dentro de la composición de la escena, ya que las zonas más claras incrementan su presencia. Por ejemplo, la atención podría desviarse si, cerca del centro de interés, se dispone de un elemento fuertemente iluminado. Pará la composición cinematográfica: el centro de interés debe ser la zona más iluminada. 

Masa y fondo: estos son los elementos que integran la escena: personas, objetos, mobiliario, etc. Mientras más sea su número, más complicado será ordenarlos en el plano. Raramente el centro es el mejor lugar para emplazar el centro de interés (recordemos la regla de los tercios).

Pará ello, los elementos deben disponerse de forma asimétrica, de forma que las grandes masas tiendan hacia el exterior, mientras que las pequeñas lo hagan hacia el centro, de esta manera, y a efectos de atención, el centrado de las pequeñas compensa el tamaño de las grandes.